Situada en el Alto Alentejo, Marvão es una «majestuosa villa amurallada construida en una montaña escarpada a más de 850 metros de altitud», en pleno Parque Natural de la Sierra de São Mamede, un área protegida, situada en la región fronteriza del nordeste alentejano ocupando un área aproximada de 31.750 ha.

Los estrechos valles de Marvão ofrecen suelos ligeros y bien drenados que proporcionaron vida humana desde épocas ancestrales. Las comunidades humanas más antiguas, durante el Paleolítico, buscaban cursos de agua permanentes, por lo que este municipio y las márgenes del río Sever fueron el escenario elegido.

Destaque para las quincenas gastronómicas, realizadas anualmente y dedicadas a las «comidas de aceite», castaña, bacalao, caza, cabrito y cordero. Como confitería típica de la región tenemos las boleimas de manzana, los bollos fintos o de festa, el arroz dulce, los escaldados, las rosquillas y las broas de miel, acompañados de los licores tradicionales de nuez, castaña y de higo plomo.

En cuanto a la artesanía, el municipio tiene una tradición bastante peculiar, que son los bordados con cáscara de castaña, además de los cestos, escaleras en madera de castaño y trabajos de arte pastoril.

Todos los años, la villa promueve el Festival Islámico «Al Mosasa» celebrado en paralelo con la ciudad española de Badajoz en homenaje a la cultura islámica y su fundador, el guerrero Ibn Maruán.

«De Marvão se ve toda la tierra». Se comprende que por aquí el visitante acabe por pensar encantado: ‘¡Qué grande es el mundo!’.

En este caso, la confidencialidad es hecha por el poeta José Saramago durante un viaje por el encanto de Portugal.

Si en tiempos la muralla albergó a toda la población, hoy las casas blancas y pintorescas están habitadas por personas genuinas en el arte de recibir, en un pueblo histórico ideal para visitar en cualquier época de el año.